Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no escucha música,
quien no halla encanto en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio;
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los dias los mismos senderos;
quien no cambia la rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con quien desconoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión
y su remolino de emociones;
aquellas que rescatan el brillo de los ojos
y los corazones decaídos.
Muere lentamente
quien no cambia la vida cuando está insatisfecho
con su trabajo, o su amor;
quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir tras de un sueño;
quien no se permite
por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos. . .
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te impidas ser feliz!
Neruda? Medeiros? . . . . . . . . . . . . . .
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